El acceso a la vivienda en España enfrenta desafíos significativos, cuya etiología radica en la escasez de oferta y en un marco legislativo que se considera inadecuado. La solución debería pasar por una simplificación de los procedimientos burocráticos, particularmente en lo que concierne a la concesión de licencias urbanísticas, y un incremento en la disponibilidad de suelo edificable.
En un reciente fallo, el Tribunal Constitucional validó la mayor parte del articulado de la Ley de Vivienda, tras resolver el recurso de inconstitucionalidad presentado por la Comunidad Autónoma de Andalucía. Este fallo coincide temporalmente con el primer aniversario de la norma, la cual, según informes, ha generado disfunciones significativas en el mercado. Un estudio de la empresa Alquiler Seguro destaca que, en este primer año, se han retirado 40.000 viviendas del mercado de alquiler en España, con una proyección de que otras 60.000 sigan el mismo camino antes de fin de año, el 40% de ellas en Cataluña, única región que aplica el control de precios permitido por esta ley.
La principal preocupación en el ámbito de la vivienda es su inasequibilidad y que, actualmente, la mitad de las transacciones inmobiliarias se realizan sin necesidad de hipoteca, lo que indica una concentración de la propiedad en manos de grandes inversionistas y familias adineradas, excluyendo así a las familias modestas del mercado inmobiliario.
El aumento de los precios de habitaciones en ciudades como Madrid, Barcelona o Palma de Mallorca, donde el costo promedio se sitúa en 550 euros al mes, es un reflejo de la precarización del acceso a la vivienda. La actual Ley de Vivienda ha expulsado a muchos propietarios del marco de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), debido al temor de que los inquilinos ocupen ilegalmente sus propiedades.
La falta de vivienda social es otra cuestión crítica no resuelta por la legislación vigente, a pesar de las promesas electorales. También se discute la conversión de locales comerciales en viviendas y la subdivisión de viviendas existentes, lo que fomenta la proliferación de infraviviendas.